#1. Priest
Sinopsis:
Hay muchas reglas que un
sacerdote no puede romper.
Un sacerdote no puede
casarse.
Un sacerdote no puede
abandonar su rebaño.
Un sacerdote no puede
abandonar a su
Dios.
Siempre he sido bueno
siguiendo las reglas.
Hasta que ella llegó.
Entonces aprendí nuevas
reglas.
Mi nombre es Tyler Anselm
Bell.
Tengo veintinueve años.
Hace seis meses, rompí mi
promesa de celibato en el altar de mi iglesia y Dios me ayude, lo haría otra
vez.
#1.5. Midnight Mass
Sinopsis:
Se nos dice que Dios
castigará a los impíos.
Que los hombres pecadores
cosecharán lo que sembraron.
Se nos dice que azotemos
nuestras almas con oración y dolor para que vuelvan a estar limpias una vez
más.
Bueno, aquí estoy.
Impío y pecador.
Desesperado por estar limpio
otra vez, aún cuando se siente tan bien estar sucio.
Pero nunca esperé lo que
venia a continuación.
Incluso nunca esperé que mi
castigo viniera tan pronto.
#2. Sinner
Sinopsis:
No soy un buen hombre y nunca
he pretendido serlo.
No creo en la bondad, o en
Dios, o en ningún final feliz que no se pague por adelantado.
¿En qué creo?
Dinero, Sexo, Macallan 18.
Existen palabras que
describen hombres como yo… Playboy.
Mujeriego.
Perseguidor de la falda.
Mi hermano solía ser
sacerdote y él solo tiene una palabra para mí.
“Pecador”.
#3. Saint
Sinopsis:
No puedo tener a Elijah
Iverson.
No puedo tenerlo porque es el
mejor amigo de mi hermano mayor.
No puedo tenerlo porque le
rompí el corazón hace cinco años; porque ahora está comprometido con otra
persona, alguien amable y confiable que merece sus ojos de whisky, su boca
suave, su intelecto feroz.
No puedo tener a Elijah
porque he elegido a Dios en su lugar.
Sin embargo, los hermanos
Bell. . . bueno, no tenemos exactamente el mejor historial con votos.
Pero estoy decidido a hacer
bien esta cosa de monje: comprometerme a una vida enclaustrada y pasar el resto
de mis años en castidad y oración.
Pero ahora Elijah está aquí.
Él está aquí y vendrá conmigo
en mi viaje por carretera a un monasterio europeo, y entre las confesiones
susurradas y los besos robados y los momentos inclinados sobre un antiguo
altar, mis votos se sienten más frágiles cada día.
Y con votos o no, sé en mi
corazón que se necesitaría más que un buen y santo monje para resistir a Elijah
Iverson en este momento.
Se necesitaría un santo.
Y todos sabemos que no soy un
santo.